Según la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), en los últimos años España produjo una media de 1,53 millones de toneladas de biodiésel anualmente, de las que el 1,6% (unas 25.400 toneladas) se obtuvieron a partir de grasas animales derivadas de ganado muerto. Esto es sólo una pequeña fracción de la producción total de biodiésel en España, aunque se espera que vaya en aumento.
Tanto el biodiésel como el bioetanol son esenciales para el futuro de la industria de la automoción, que está en transición desde el diésel fósil (petróleo) hacia las fuentes de energía renovables. La APPA recuerda que, en la actualidad, todos los vehículos con motor diésel están garantizados para funcionar con una mezcla de gasóleo fósil con hasta un 7% de biodiésel en volumen, siendo ésta la mezcla habitual vendida en todas las estaciones de servicio del país.
Una fuente potencial de biodiésel
No hay que subestimar el potencial de los cadáveres de animales como fuente de biodiésel. La retirada de los animales muertos en las granjas es obligatoria en muchos países, y Agroseguro ofrece una póliza de seguros para cubrir los costes de este servicio. Empresas como Kaura Coproducts, con sede en Salteras (Sevilla), tienen contratado este servicio en Andalucía occidental y Extremadura hasta 2026 y 2024, respectivamente.
El año pasado, Kaura Coproducts retiró alrededor de 55.000 toneladas de animales de granja para la producción de biodiésel. El proceso consiste en triturar y deshidratar la materia orgánica, con lo que se obtiene un 70% de agua, un 25% de grasa y un 5% de harina. La grasa se vende a empresas productoras de biodiésel, mientras que la harina se utiliza para fabricar muebles y otros artículos. El agua se purifica y se utiliza para refrigerar las instalaciones.
Amplios beneficios medioambientales
Este es un ejemplo perfecto de economía circular de circuito cerrado, y los beneficios son amplios. El biodiésel derivado de la grasa animal tiene un impacto medioambiental hasta 10 veces menor que el diésel convencional, y ofrece un valioso recurso a las empresas que producen energía renovable. Además, la grasa animal se aprovecha en lugar de eliminarse como residuo.
En conclusión, el uso de cadáveres de animales para producir biodiésel es un excelente ejemplo de cómo podemos aprovechar nuestros recursos, reducir nuestro impacto ambiental y desarrollar un futuro más sostenible.